una historia familiar
La finca de seis generaciones.
el dominio Henri Delagrange ha durado más de seis generaciones. En 1978, constaba de seis hectáreas de viñedos propiedad de Gisèle Verdereau y Henri Delagrange. Estas plantaciones estaban ubicadas principalmente en las denominaciones Volnay y Pomardo. Su hijo, Didier Delagrange, se unió a ellos en la granja familiar después de finalizar sus estudios de viticultura. En 1990, juntos plantaron las primeras plantas de Hautes-Côtes de Beaune Blancs de Borgoña. La primera planta de Borgoña Hautes-Côtes de Beaune Rouges data de 1999. La finca constaba entonces de 13 hectáreas. Posteriormente, Didier Delagrange se hizo cargo de la gestión de la finca con su esposa Hélène. Desde 2003, vela por el adecuado desarrollo de su campo. Produce vinos en cinco denominaciones de origen diferentes: Volnay, Pomardo, Aloxe-Corton, meursault y Borgoña Altas Costas de Beaune. Hoy, su finca se extiende sobre 14,5 hectáreas.
Tradición y filosofía
La expresión del terruño
Didier Delagrange quiere obtener un vino lo más fiel posible a su terruño. Para ello se requiere rigor en el viñedo. Por ello, pone especial cuidado en la plantación y el trabajo de la viña. Siendo este último la base de la elaboración del vino, sus frutos y pulpa son tratados con gran consideración. Las uvas sólo se cosecharán cuando hayan alcanzado una madurez considerada óptima. El objetivo principal es preservar al máximo el equilibrio natural del vino y el enólogo se adapta constantemente. Así, descifra cada añada y acuerda los mejores métodos a utilizar. Al mismo tiempo, enriquece sus prácticas con nuevas técnicas modernas. Gracias a ellos obtiene constantemente mejores vinos. Durante su vinificación realiza la menor intervención posible. Por tanto, los aromas serán puros y podrán expresarse libremente durante la crianza. Variedades de uva nobles como "pinot negro" o incluso el "Chardonnay“entregan todo su carácter de esta manera.
De la viña al embotellado
Aplicación y minuciosidad
Didier Delagrange No sólo es viticultor, sino que también es enólogo. Todos los vinos de la finca se cosechan, maduran y embotellan en su viñedo. De esta manera se asegura el cumplimiento de terruños de Borgoña y garantiza la máxima calidad a sus vinos. Es él quien lo dice: su deseo es producir vinos carnosos, redondos, llenos de fruta, llenos de finura y elegancia. Para ello se realizan muy pocas intervenciones durante la elaboración del vino. Sin embargo, esto no impide extremar la atención al detalle. Gracias a su aplicación preserva los equilibrios naturales de cada una de sus denominaciones de origen así como su pureza aromática. No sólo asegura la frescura del vino sino también todos sus sabores. Para garantizarlo y seguir lo mejor posible la evolución del vino, se realizan periódicamente catas.